Muchas veces me pongo a pensar en lo maravilloso de ser niño. Cuando uno se encuentra en el kinder, todos son amigos, y cualquier disputa, aunque haya incluido mordidas y patadas, se arregla con una disculpa y un abrazo. El sandwich en el piso, lleno de tierra es un manjar y si hay papitas o galletas compartidas (aún y cuando tengan mocos), mejor!.
Es sorprendente ver como todo es posible en el recreo como cualquier trapo es una muñeca o como una piedra o un palito se convierten en un avión...
Una de las cosas que más me revitalizan es trabajar a diario con niños. Aunque por supuesto, la mayoría de mis infecciones y resfriados se los debo también a ellos, pero esto vale la pena cuando viene acompañado de miradas que indican que no hay nadie más inteligente, bella, simpática, creativa y buen dibujante que tú. Quien no ha tratado con niños no sabe lo que es verlos con los ojos bien abiertos, absortos mientras escuchan un cuento que vas inventando. O cuando te hacen sentir más talentosa que DaVinci o Miguel Angel, solo porque hiciste un marranito de plastilina... Creo que por ello Dios nos muestra que debemos ser como niños para entrar en su reino, no que seamos niños, sino COMO niños, con esa confianza ciega como cuando esperan a sus padres, o cuando hacen lo que les dicen convencidos de que tienes la razón, con esa capacidad de asombrarse mientras ven un saltamontes y lo persiguen absortos por todo el patio de juegos porque por más que lo vean no deja de sorprenderlos, con esa alma tan pura y ese corazón tan pronto para perdonar... Cuán alejados estamos a veces de ser así, peleamos en nuestra cabeza con el conductor de enseguida, renegamos porque llueve, hace sol, aire o lo que sea, nos olvidamos de amar a los demás y compartir, pero sobre todo nos olvidamos de sorprendernos cada día por la oportunidad de ver el sol de nuevo, de sentir la lluvia sobre nuestro rostro y más aún, de confiar que sea lo que sea que haga Dios, es lo mejor para nosotros. Confiar... ¿Será que podremos ser como niños de nuevo?
porque de los tales es el reino de Dios.
De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño,
no entrará en él."
3 comentarios:
Hace años que dejé de dar clases y no recordaba lo maravilloso que es sorprenderte de esas cosas que sólo los niños pueden enseñarte, gracias por recordármelo y animarme a ser más libre, más espontánea y sobretodo, a disfrutar el crecimiento de mis hijos!!
Orale si que me hiciste recordar, en la infnacia jugaba con una escoba que era mi caballo...Tambien me recordó a una maestra que me regalba unas paletotas...Saludos
Karen, agradezco tu comentario, y sí, disfruta de tus hijos, seguramente tienes miles de anecdotas divertidas
The animal, no sabes lo bien que se siente ganarte una sonrisa por una paleta o un bombón, asi que seguramente tu maestra recuerde tu sonrisa como tú recuerdas la paleta.
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