domingo, abril 27, 2008

Lo que creemos demasiado visto...


Hace unos días por cuestiones de trabajo tuve que viajar hacia Tijuana en avión. Resulta que después de unas dos horas de vuelo comencé a ver una especie de pared azul con la que parecía que nos impactaríamos. Con gran emoción contemplé por la ventanilla hasta que nos acercamos a eso que tal como suponía, resultó sera el golfo de California. Fue una vista impresionante para mi, ver el desierto y atravesar el mar para llegar a la península. De regreso, el cielo estaba completamente cerrado por nubes y cuando despegamos y comenzamos a tomar altitud, llegó un momento en el que atravesamos las nubes espesas, quedando éstas por debajo de nosotros como un gran edredón confortable, y al ver esto en la ventanilla solté un "wow" del que apenas fui conciente. Lo gracioso no fue que lo hiciera en voz alta, sino que lo hice al mismo tiempo que un niño como de 6 años que iba en el asiento atrás de mi. Pero lo más triste fue que de un avión con 86 personas solo dos nos maravillamos de la obra de nuestro Señor.

Sin embargo, después me quedé pensando en la poca capacidad que tenemos los seres humanos para sorprendernos de lo que Dios hace por nosotros y de lo que ha hecho tanto en la naturaleza como en nuestras vidas. Damos por sentado tantas cosas que se nos olvida que existe un milagro en cada pequeña criatura, en cada latido de nuestro corazón y sobre todo en que aunque el cielo que se nos hace tan inmenso no puede contener a nuestro Dios, Él decidió habitar en nosotros siendo tan insignificantes, eso si que es un milagro inconcebible.

Gracias Dios por amarnos de esa forma y de hacer todas las cosas hermosas en su tiempo.

"Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos" Salmo 19:1