viernes, abril 24, 2009

Del temor y la confianza


Mientras miro en las noticias el pánico de la población por los casos de influenza, pienso que quizás las personas temerán acercarse unos a otros. Quizás y hasta miren con terror si alguien estornude o tosa cerca de ellas y no puedo evitar una idea en mi cabeza: la entrada de la enfermedad en nuestra vida a causa del pecado. El temor que ingresó a nuestro corazón desde el mismo instante en el que el hombre se separó de Dios. Nuestro ser anhela fervientemente aquel momento en el que la muerte será derrotada para siempre y cuando no existirá ni enfermedad, ni dolor, ni llanto. Sin embargo, me niego a vivir en el terror. Veo a mi alrededor muerte, odio, destrucción, pobreza, enfermedad, dolor y miedo... mucho miedo. Veo que las personas creen que la paz está ausente, como consideran que todo está perdido. Afortunadamente puedo confiar en que la paz no es un elemento externo a mí, la paz, la que es verdadera, proviene de aquel que tiene bajo su control todas las cosas. Así que por nada estaré afanosa, sino que decido confiar, decido echar fuera el temor, porque el verdadero amor echa fuera al temor, combatiré armada con el amor y la fe y dejaré que su paz, aquella que sobrepasa todo entendimiento llene mi corazón y guarde mis pensamientos en Cristo.
Seguiré sonriendo y confiando en el Todopoderoso.